sábado, 15 de agosto de 2009

Carl Warner: una sincera recomendación.

Y ahora va, para todos vosotros, una sincera recomendación recién sacada de mis favoritos: la obra de otro artista, seguidor del efecto de la composición múltiple, llamado Carl Warner. A Carl Warner lo descubrí en una revista de cotilleos (sí, cuando me canso de leer las Metamorfosis cojo el Pronto, para ver de qué se alimenta la masa popular) en la que hablaban de su última exposición. También manda narices descubrir a todo un artista (por su manera de concebir el arte y sobre todo la casi perfección de sus fotografías, tanto en su concepción como en su realización) en una publicación así y no en un soporte especializado en arte. Pero bueno. ¿Qué tiene de especial este autor? La técnica de Warner es herdera en parte (sólo en parte, ¡ojo!) de la de Arcimboldo: usar elementos cotidianos, comida, especialmente, a la que no prestamos la menor importancia y que parece que sólo pueda verse reflejada en el arte en forma de un aburrido bodegón, para crear un paisaje reconocible por el espectador, con gran realismo. Realmente sólo pienso colgar unas pocas pequeñas fotos suyas, si queréis ver más, lo honorable y correcto sería visitar su página oficial e investigar un poco. (Realmente merece la pena ver estas maravillas en gran tamaño y resolución).




Al margen del trabajo (importante) realizado con ordenador, la imagen es una fotografía. Una fotografía de objetos inanimados y cotidianos que, ordenados según la mente del artista, pueden dar lugar a un realismo impresionante, sin renunciar a la naturaleza de sus componentes.
Qu disfrutéis, un saludo desde la noche perpetua.

Galería. "El Asado" de Arcimboldo.

El segundo de los cuadros invertidos de Arcimboldo (una serie bastante breve) se trata de la pintura llamada El Asado, pintada en 1570. En la imagen, en un principio, vemos un plato de cochinillos asados que un mozo se apresura a tapar para que no se enfríe. Sin embargo, este tema es irrelevante, ya que la obra se presenta sólo como juego visual al espectador. Si volteamos la pintura 180 grados, vemos aparecer el rostro de un hombre grosero tocado con un gorro. Sirva esto como ejemplo de la genialidad de este artista que no sólo es capaz de brindarnos un retrato tan imaginativo como el que tenemos ante nosotros, sino también de calcular las proporciones y medidas para que la imagen pueda ser invertida y crear una obra ambigua.